En la medida en que se extiende la emergencia de salud pública provocada por el nuevo coronavirus, aumenta el interés en torno a las posibles soluciones que la comunidad internacional puede ofrecer para apoyar la respuesta de los países. Al hacer un análisis de los informes de evaluación publicados por el Grupo de Evaluación Independiente (IEG, por sus siglas en inglés), sobre la respuesta del Grupo del Banco Mundial a las anteriores crisis de salud pública, identificamos tres lecciones sobre lo que ha funcionado en el pasado y áreas que requieren un enfoque especial para abordar la crisis actual con eficacia.
RESPONDIENDO A LA CRISIS CON RAPIDEZ:
Es fundamental disponer de mecanismos financieros flexibles para proporcionar apoyo oportuno y fondos adicionales para abordar los impactos de la crisis. En 2011, la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco Mundial para los países más pobres del mundo, creó el Servicio de Respuesta ante las Crisis para brindar apoyo oportuno a países prestatarios que enfrentan crisis severas derivadas de desastres naturales, choques económicos y emergencias de salud pública. Una evaluación realizada en 2019 (PDF, en inglés) reveló que aproximadamente la mitad de las operaciones del Servicio de Respuesta ante las Crisis hicieron uso de financiamiento adicional para realizar ampliaciones rápidas a los proyectos que ya estaban en marcha. Como ejemplo, en 2017 se amplió una asignación a la República de Yemen para hacer frente a uno de los peores brotes de cólera del mundo que se expandía en el contexto de un conflicto armado. En respuesta a la pandemia de COVID-19, el Banco Mundial estableció un mecanismo de desembolso rápido para abordar las necesidades económicas y sanitarias inmediatas de los países.
La adaptación de las operaciones existentes y la reacción rápida a la nueva información pueden ayudar a reducir el tiempo dedicado al diseño de proyectos y a mejorar los resultados. En la respuesta del Banco Mundial a la gripe aviar se utilizaron modelos de proyectos amplios, que enumeraban diversas opciones que los Gobiernos podían elegir para afrontar la crisis. Esto contribuyó a disminuir el tiempo dedicado al diseño y a la aprobación de cada proyecto. La primera fase de la respuesta a la COVID-19 se organiza conforme a un enfoque flexible y programático de varias etapas que permitirá aprovechar las operaciones existentes y habilitará el aprendizaje continuo sobre los impactos de la pandemia para así adaptar la asistencia a los países.
La experiencia reciente sugiere que las coaliciones contribuyen a mitigar los riesgos relacionados con la preparación de proyectos en forma rápida. La necesidad de preparar proyectos con rapidez puede afectar su calidad. mostraron que el asociarse con instituciones de las Naciones Unidas puede mitigar este riesgo debido al conocimiento especializado de estas y su capacidad para implementar proyectos de manera rápida y exitosa. Las operaciones relacionadas con la COVID-19 se están preparando en menos de una semana, un cronograma que no tiene precedentes en la historia del Banco Mundial.
La cooperación internacional y la creación de coaliciones entre países pueden mejorar los resultados y ayudar a abordar las necesidades a largo plazo. La respuesta del Grupo del Banco Mundial al ébola se coordinó con una coalición que ayudó a organizar el desarrollo de capacidad que requerían los países de África occidental para prevenir y controlar la propagación de la enfermedad. Después del ébola, se crearon los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África (CDC, por sus siglas en inglés) como una red regional para fortalecer las instituciones de salud pública del continente y responder a las amenazas y brotes de enfermedades.
El seguimiento en tiempo real de las comunicaciones y los programas de concienciación pública es esencial para garantizar su eficacia. No se puede dar por sentado que las campañas de comunicación de higiene y control dirigidas a segmentos clave de la población están funcionando. confirmó que la evaluación del impacto de las comunicaciones y de los programas de concienciación publica es fundamental para entender su alcance sobre el comportamiento de la población. La evidencia recogida en los ejercicios de monitoreo puede informar cualquier rectificación necesaria a las estrategias de comunicación.
La movilización y la coordinación de la sociedad civil y los grupos de base son esenciales para el seguimiento eficaz de la enfermedad y la identificación de casos en los países. Durante la gripe aviar, los débiles vínculos entre el Gobierno y las organizaciones de base en algunos países debilitaron la comunicación y la habilidad de las autoridades para poder monitorear el avance de la enfermedad. Esta falta de acceso oportuno y confiable a la información a nivel comunitario afectó la eficacia de las inversiones en las plataformas formales de seguimiento y control de enfermedades. En el caso del ébola, la movilización de grupos de la sociedad civil fue esencial para difundir información sobre la enfermedad y rastrear los contactos de las personas infectadas, siendo los teléfonos celulares una herramienta clave.
Las inversiones en tecnología y equipos deben equilibrarse con el desarrollo de capacidad de los trabajadores de salud y la expansión del conocimiento para apoyar los diagnósticos de laboratorio. La capacitación técnica de los trabajadores sanitarios y los sistemas para el intercambio de conocimientos e información pueden representar la manera más importante y rápida para crear capacidad de laboratorio y ampliar las pruebas de detección de enfermedades. Las mejoras a las instalaciones físicas y equipos médicos han demostrado ser más complejas, costosas y lentas.
IMPLEMENTANDO UNA RESPUESTA SOSTENIBLE A LARGO PLAZO:
La mayoría de las operaciones del Banco Mundial en respuesta a la COVID-19 irán más allá de la emergencia inmediata, creando oportunidades para proyectos que también ayuden a los países a abordar la reducción de riesgos a largo plazo.
Una logística eficiente será fundamental tanto para la actual crisis de salud pública como para las futuras. Si se llegara a disponer de una vacuna o un antiviral eficaz para el coronavirus, sería importante comprarlos para que se destinen a los trabajadores de salud u otras personas vulnerables, pero las consideraciones logísticas son clave. La experiencia con la gripe aviar muestra la importancia de la gestión logística de estos suministros para garantizar el uso adecuado de recursos limitados y acceder a las personas mas vulnerables. Los medicamentos antivirales tienen una vida útil limitada y, en el caso de la gripe aviar, las grandes reservas de medicamentos que se habían comprado no se llegaron a usar incluso durante los brotes.
El Grupo del Banco Mundial y sus asociados pueden ayudar a fortalecer los planes y marcos de preparación en los países con sistemas de salud más débiles. La preparación del sistema de salud es la primera línea de defensa. Esta fue una de las recomendaciones principales de la evaluación del IEG sobre el apoyo del Grupo del Banco Mundial a los servicios de salud (reporte en inglés). Disponer de una mejor dotación de personal en los servicios de salud, equipos de protección, diagnósticos de laboratorio, gestión clínica, sistemas de vigilancia y mecanismos de trazabilidad rápida de contactos puede permitir a los países organizar respuestas más eficaces.
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