Mas allá de influir en la futura trayectoria de la pandemia, el enfoque de la ayuda de las organizaciones internacionales para montar una respuesta podría definir la duración de la crisis económica actual y la dirección de una eventual recuperación global. El Grupo de Evaluación Independiente (IEG, por sus siglas en inglés) ha estudiado las respuestas a crisis anteriores y ha identificado cinco lecciones para ayudar tanto a los países como al Grupo del Banco Mundial a afrontar los impactos económicos y sociales del coronavirus.

Los gobiernos del mundo se enfrentan a una situación similar a las que han afrontado en crisis anteriores: como “aplanar la curva” del declive económico y social y “elevar” la curva de la subsecuente recuperación económica cuando los presupuestos gubernamentales, el sector privado y los hogares se afronten a los efectos del estrés financiero de forma simultánea. Los países en  vías de desarrollo enfrentan estos desafíos con menores recursos y poblaciones más vulnerables.

Cinco lecciones

Para que el Grupo del Banco Mundial pueda proporcionar a los países miembros con ayuda efectiva para afrontar la crisis económica y social causada por la pandemia, las evaluaciones del IEG sugieren que el Grupo del Banco Mundial debe prestar atención a cinco lecciones del pasado:

  1. Velocidad y flexibilidad. La velocidad de respuesta es esencial en estas situaciones, así como la flexibilidad del Banco Mundial para ajustar sus programas, recursos, y carteras de servicios para asistir en las necesidades más urgentes de sus clientes. La crisis del COVID-19 se desenvuelve de forma acelerada en comparación con la crisis financiera global del 2008. De hecho, pareciera que el Grupo del Banco Mundial ha aprendido esta lección: llegado el 19 de mayo de 2020, apenas dos meses después de que el brote se intensificara alrededor del mundo, más de 100 países se beneficiaron con el apoyo del Banco Mundial, con programas adicionales en marcha. El Financiamiento de Políticas de Desarrollo (FPD), el cual provee apoyo presupuestario de rápido desembolso a los países miembros, suele ser el caballo de batalla del Banco Mundial para responder a las crisis porque es flexible en términos de enfoque de políticas y adaptabilidad a distintas situaciones. No es sorprendente que el Banco Mundial haya aumentado el apoyo a través del mecanismo FPD a los países miembros, junto con otras modalidades de ayuda.
  2. Criticidad. En una crisis, no hay tiempo para lidiar con la totalidad de los complejos problemas de reforma que podrían ser necesarios en tiempos normales. En cambio, es importante enfocarse en las cuestiones más críticas. En esta crisis, es probable que eso incluya intervenciones del Banco Mundial enfocadas en prioridades urgentes con impacto a corto plazo: ayuda para la salud pública; apoyo presupuestario para las redes de seguridad social; y ayuda al sector financiero y presupuestario para la recuperación económica. También es probable que esto incluya un intenso dialogo sobre políticas y asistencia para ayudar a los gobiernos a cambiar sus prioridades presupuestarias en respuesta a las necesidades de la crisis.
  3. Previsión. No se trata solo de dinero. Si bien es fundamental proveer apoyo y alivio financiero en el corto plazo, también es importante pensar más allá de las necesidades inmediatas para recuperarse a largo plazo. A menudo, eso requiere enfocarse en reformas institucionales y políticas selectas, pero críticas, que puedan comenzar a ser implementadas durante la crisis y extendidas en el periodo de recuperación para ayudar a reconstruir los sistemas y fortalecer la preparación ante futuros choques. Y porque ahora sabemos que el mundo habrá cambiado de formas importantes una vez concluida la crisis, incluyendo los modos de interacción, viaje, trabajo y participación en emprendimientos colectivos, es importante aplicar un pensamiento creativo para diseñar mecanismos de preparación de emergencia mas eficaces. Puede que algunos países requieran de un replanteamiento de sus estrategias de desarrollo en vista de estos importantes cambios al entorno económico-social interno y externo.
  4. Adopción de un enfoque humano con especial atención a los pobres. Durante las crisis económicas, a menudo es necesario enfocarse en los negocios y los bancos que están en la primera línea del impacto económico, pero la cuestión es que todas las crisis son crisis humanas. La crisis del COVID-19 comenzó como una crisis de salud pública. Por ende, es imperativo enfocar las intervenciones para maximizar su impacto positivo en los pobres y vulnerables. En efecto, la respuesta temprana del Banco Mundial, proveyendo financiamiento de urgencia a países miembros en los primeros dos meses de la crisis, se vio concentrada en muchos de los países más pobres. Dadas las severas advertencias de hambreinseguridad alimentaria y el aumento de la pobreza extrema en los países más vulnerables, el Banco Mundial debería estar en la vanguardia de la lucha para preservar las conquistas pasadas en la reducción de la pobreza y el desarrollo humano, mientras trabaja para reconstruir las redes de protección social y los sistemas económicos para acelerar la recuperación postcrisis.
  5. Coordinación. En ambientes de crisis, el Grupo del Banco Mundial es más efectivo cuando coordina su trabajo con sus socios de desarrollo. Esto le permite al Banco Mundial apalancar su conocimiento, presencia global, capacidad de dialogo, y poderío financiero para trabajar junto a sus socios para cumplir la meta urgente e inmediata de ayudar a sus clientes a amortiguar el impacto y a prepararse para la recuperación. Lo anterior también requiere de sistemas solidos de monitoreo y evaluaciónanclados en el uso de la evidencia para garantizar la transparencia y la responsabilidad. Esta es una lección clara y contundente de las crisis pasadas. Se requiere de colaboración estrecha no solo con el Fondo Monetario Internacional y otras agencias multilaterales, sino también con los principales países contribuyentes, el Grupo de países G-7 y G-20 y los bancos de desarrollo regional. El 1 de Mayo de 2020 se anunció una nueva iniciativa de alivio de deuda para los países más pobres.

Si el Grupo del Banco Mundial acata estas lecciones y actúa de forma concertada con velocidad, criticidad, previsión, adoptando un enfoque humano y coordinando su trabajo con sus socios, se encontrará en una posición fuerte para ayudar a sus países miembros a atravesar y a superar la crisis del COVID-19.